viernes, 3 de junio de 2016

MI PRIMER DESPERTAR


LA ILUMINACIÒN DE ORIÒN

Orión un Indio de la tribu Persi (Maya), dejó su antigua tradición de
cazador y comenzó su nueva experiencia como guerrero a sus 20 años, al
tiempo que dejó a un lado sus conocimientos médicos y espirituales, que
con tanto ahínco le hubiera enseñado el gran shaman Shadow.

Estuvo en esto durante 15 triviales años de su vida, conquistando
territorios, llenándose y mezclándose de costumbres profanas,
olvidándose por mucho tiempo de lo esencial de la vida, enfermándose
continuamente de tener una vida sin sentido, caída tras caída, se sumía
en un mundo de dolor y sufrimiento, aunque con momentos esporádicos
de triunfos y riquezas materiales que solo le daban un fondo sin sabor a
su existencia, ya que cuando más alegría material menor dicha espiritual
sentía.

Después de divagar por el mundo en las vastas regiones de Guatemala y
México, decidió volver a su tribu casi moribundo por una enfermedad que
le aquejaba y deseó comulgar nuevamente con su shaman amigo
Shadow, porque en su mente solamente existían inquietudes,
preocupaciones, incertidumbres, resentimientos, odios y dolor, que poco
a poco dañaban su alma y enfermaban su cuerpo.

El gran cacique Coyote, jefe de la tribu organizó una verdadera fiesta para
recibir a Orión y los demás guerreros, ya habían conquistado territorios y
traían gran cantidad de botines de guerra, lapislázuli, Jade y muchas más
piedras preciosas y semipreciosas y otras riquezas en las que se
contaban, además de utensilios y vasijas de gran colorido con variedad
de formas y materiales entre los cuales figuraban los metales como el
oro, el bronce y el cobre.

Días más tarde se encontró cara a cara con su amigo el shaman Shadow y
como si no hubiera pasado tanto tiempo dialogaron como siempre, le
comentó sus aventuras amorosas, su maldad interior, todo lo que le
aquejaba, en especial sus enfermedades, a lo cual el gran sabio indio
opto por recordarle su infancia y todos los procesos que tuvo en su
adolescencia.

Preguntándole porque había dejado su espiritualidad, que la
espiritualidad es como una flor que cuando se abre no hay que volver a
atrás ni forma de cerrarse, sino seguir adelante con la enseñanza
recibida; primero lo invito a realizar una terapia llamada temaxcle o
temazcal que consistía en una especie de baño caliente con yerbas
aromáticas para relajar su cuerpo, liberarlo de toxinas y prepararlo para el
nuevo viaje espiritual de su vida.

Le preguntó por la imagen bordada por el agua en el árbol. ¿aún la
conservas?, a lo que Orión responde, siempre la llevo conmigo y siempre
me ha protegido, el gran sabio respondió siempre la llevas pero nunca le
has hablado con sinceridad, Orión se sintió defraudado y melancólico; el
shaman decidió realizar una segunda terapia ya de relajación y de
meditación o viaje espiritual colocando la imagen en el abdomen o gran
sol de Orión, a lo que él no opuso resistencia; ambos fijaron sus fuerzas
internas y concentración en la imagen del árbol, después de un rato de
intensa concentración el gran sabio shaman, visualizó el futuro de Orión,

el cual descifró diciéndole que primero debería eliminar sus costumbres
profanas, que debería purificar su cuerpo y elevar su alma a un estado de
trance espiritual, que Tonantzin la madre espiritual le acompañaría
siempre, lo protegería y nunca lo abandonaría y que además tendría una
misión muy grande, no solo para su tribu sino para toda la humanidad,
pero que era su deber buscarla por si mismo, que al gran sabio no se le
permitía saber eso; Orión salió del Temazcal, relajado, desintoxicado pero
aún más confundido que nunca; hacia poco había llegado nuevamente a
la tribu y ya tendría otra misión que cumplir, lo que no sabía era que ya no
se trataba de una batalla física sino de una guerra espiritual.

Orión permaneció buscando la verdad interior de esas palabras por más
de un año entre cacería y descanso, entre sueño y visión, entre aliados y
enemigos, entre oración y reflexión y no encontró respuesta a su gran
interrogante ¿Qué misión debo cumplir?, ¿Qué debo hacer?

Pidió nuevamente ayuda al gran Sabio Shadow, quien muy humildemente
aceptó la súplica y lo invitó a tomar parte de una ceremonia que se
realizaría en el Equinoccio de primavera, fecha muy propicia para el
despertar espiritual de cualquier indio Maya; la ceremonia se realizó en
una Maloca o kiosco grande donde se encontraban más shamanes de
diferentes tribus amigas, el ritual comprendía la purificación física a
través de purgas y baños, días antes de la ceremonia espiritual.

Orión como siempre accedió a todo lo que fuera necesario para poder
adentrarse al poder espiritual para entender su estado y lo más
importante LA MISIÓN que debería cumplir.

El ritual comenzó con una purificación del ambiente con quema de Copal,
sahumerio muy utilizado por todas las tribus Mayas desde siempre; se
hicieron cánticos a la madre naturaleza, a los elementales y a las
deidades para solicitar protección, ayuda y sanación física, mental y
espiritual.

Los grande sabios tomaron un jarabe compuesto de plantas e iban
llamando a los invitados entre ellos Orión, quien se acerco ya sea por
timidez o por respeto cuando ya casi todos hubieron pasado; Orión tomó
de aquel jarabe que más tarde comprendió que le llamaban Peyote, que
era un especie de cactus cultivado en esas regiones, pero que solo era
usado en casos especiales y bajo la dirección de varios shamanes o
sabios de las tribus Mayas.

Lo que sintió y vio esa noche Orión cambiaría su personalidad por el
resto de su vida y lo adentraría cada día más a la casta de los shamanes y
conocedores de las verdades espirituales y al entendimiento de lo
esencial de la vida.

Primero sintió un fuerte mareo que según los sabios es normal para el
paso de este mundo al otro, después escuchó por un instante el
acompañamiento de música ancestral por parte de los grandes sabios, y
su mente y su alma se fundieron en un trance que duraría diez horas.

En un momento ya no sintió nada físico alrededor, sino que empezó a
escuchar una música sin igual, una música celestial y llena de amor,
recibió un saludo inicial “Bienvenido, porque te habías demorado tanto en
venir”, a lo que Orión solo palideció; luego sintió unas muy fuertes
sacudidas de su cuerpo como si estuviera en shock de escalofríos y
escucho otras palabras “Eres templo de Dios, que estás haciendo”, mientras
que en su mente pasaban muchísima cantidad de imágenes mostrándole
sus errores y sus desaciertos en la vida. Esto lo vivió durante varios
momentos en intervalos de tiempo durante la noche.

Luego vió un señor con un atuendo de belleza y pureza indescriptible, de
mirada refulgente pero amorosa bajar por una escalera de luz hacia el
sitio donde se encontraba Orión que de por si era oscuro, Orión pensó, es
nuestro Señor Quetzalcóatl, e inmediatamente sus miedos, sus egos, sus
errores, sus pecados, sus vicios, mostraron su lado tímido e intento
ocultarse cerrando sus ojos fuertemente y diciendo dentro de sí, no
merezco que el Gran Señor de Sabiduría este junto a mí, fueron
momentos de vergüenza, momentos de temor porque no se sentía
merecedor de esto.

El Gran Maestro le dijo Orión; aunque él seguía sumido en su vergüenza, y
repitió Orión tus faltas te son perdonadas; y Orión al escucharlo se sintió
mucho más pecador y respondiendo mentalmente dijo mi Señor no soy
digno de tu visita, apretando más sus ojos, sintiendo como de tanto
ímpetu de aflicción pareciera que sus parpados estuvieran fuertemente
tirados hacia abajo por unas piedras verdaderamente pesadas, tal vez
esas piedras imaginarias habrían sido las innumerables cargas que hubo
llevado en sus espaldas durante sus treinta y cinco años de vida.

Orión percibió que el Gran Maestro se acercaba y cerrando sus ojos y
retrocediendo trataba de alejarse de su Señor, pero sintió que la mano
derecha del Maestro tocó su pecho y su corazón se desbordó de amor y
de luz, las manos de Orión que cubrían también sus ojos se cayeron
como un papel, las piedras imaginarias que retenían los parpados
cerrados también desaparecieron y solo surgió la belleza de la luz de los
ojos cafés de Orión totalmente abiertos a lo nuevo; Orión derramó
lágrimas como nunca lo había hecho en su vida y seguía sintiéndose
indigno de estar cerca de su Señor y Maestro.

El Maestro habló con una voz más fuerte pero amorosa y le dijo “no llores
más, ya te dije tus faltas te son perdonadas” y Orión sintió el amor y una paz
espiritual como nunca lo hubo sentido en su vida, sus ojos dejaron de
llorar, se secaron por completo y empezó a sentir como sus sentidos se
despertaron para escuchar atentamente a su Señor con alegría.

El Señor, le dijo “Orión, te conozco desde antes de nacer” y comenzó a
mostrarle como en una pantalla de un lago cristalino todas su existencia
presente, pasada, su vida en el vientre, sus existencias anteriores y el
linaje de hombre sabio que traía.

Orión se impresionó tanto y aunque conocía lo trascendental de la
existencia que los Mayas le habían instruido, era la primera vez en su vida
que se adentraba en la sabiduría más allá del conocimiento físico.

El Gran Señor le dijo nuevamente “¿Por qué siembras el odio y el rencor en
tus semejantes? no sabes que ellos están faltos de amor y de perdón”; Orión
lloró amargamente a pesar que su Maestro le habló con mucho amor.

Las palabras que mencionaba el Gran Maestro sonaban amorosamente y
se grababan en lo más profundo de su mente y de su alma; el Gran Señor
habló nuevamente y dijo “¿porque niegas el alimento a las tribus vecinas?”,
no sabes a caso que ellos solo podrán alcanzar la liberación espiritual a través
de ti”; se refería acaso al alimento espiritual a la sabiduría que no quería
enseñar, Orión volvió a llorar y profundamente se lleno de tristeza y de
conmiseración o misericordia por todos sus familiares, amigos, enemigos
y desconocidos, ya que comenzó a ver la realidad de la existencia, se
despertó.

Orión escuchó al Gran Maestro otra vez diciendo “tienes una gran misión
en tu vida” Orión se preguntó mentalmente ¿cuál sería?, el Maestro le
respondió inmediatamente, “Enseñarás lo trascendental de la existencia a
todos los niños de esta aldea y de las aldeas vecinas y los acercarás a mí,
porque se han olvidado de lo esencial y se han profanado en la vida mundana,
sin recordar que hay un Señor que todo lo ve”.

Orión preguntó ¿y cómo lo haré? A lo cual respondió el Maestro de
Sabiduría, “lo harás con lo que has aprendido de tu sabio amigo, con tu
ejemplo, con lo que has visto espiritualmente, con tu enseñanza, y con tu
vida”, Orión asintió con su cabeza. Después Orión permaneció en silencio
y el Maestro dijo ¿Por qué estás preocupado, si yo estoy contigo?, Orión
respondió, mi Señor, ya tengo 35 años, estoy casado y tengo una hija,
estoy preocupado por la existencia y la salud de ellos y mi trabajo como
cazador ¿qué hare?, el Maestro le insinúo “tus seres queridos son ángeles
que están y estarán siempre contigo, no temas por su salud pues yo se las daré,
si están enfermos los sanaré, no temas por su cuidado pues yo les cuidaré, si
cumples con tu misión recibirás cien veces y hasta mil veces más en la morada
celestial, si te avergüenzas de mí, yo me avergonzaré de ti y te abandonaré,
¿decides ayudarme?”... Orión contestó con voz temblorosa, como he de
decir no a tu propuesta, ante tu santa presencia, claro lo acepto.

El Señor respondió “no temas que has de comer, que has de beber, que has de
vestir, donde has de vivir, pues yo te he dado siempre mucho más de lo que te
mereces y siempre vas a tener a tu mano lo necesario para vivir y algunas
cosas más que te daré”.

El maestro añadió “tú debes hacer las veces de mi en tu aldea”, Orión se
sintió perturbado al escuchar esas palabras y dijo mentalmente eso si que
no, mi Señor Quetzalcóatl todo lo que me pidas lo realizaré menos eso,
¿Quién soy yo para representarte aquí en la tierra? El Maestro respondió
“Orión te has comprometido conmigo y debes ser obediente”, Orión bajo la
cabeza.

Señor haré lo que me pidas dijo Orión, permaneciendo en silencio y
contemplando la magnificencia y belleza físico-espiritual de su Maestro.
En cierta etapa del proceso cuando ya era de madrugada apareció ante su
insignificante figura, la propia Tonantzin quien se mostró de mil
apariencias diciéndole “yo soy la misma aquí y allá, muchas formas en
una sola persona ahora que me has visto y escuchado sigue dialogando
con mi hijo”.

En esos momentos sintió nuevamente un temblor en su cuerpo y una voz
angelical que le decía “Eres templo de Dios, recuerda tu misión”, sintió que
le repitió esto muchas veces, luego se encontró nuevamente con su
Señor y le dijo, Señor dame un abrazo y cúbreme con tu manto, el Señor y
Maestro accedió; cuando ya amanecía el Maestro le expresó “debes
descansar y también debo irme”. Orión en ese estado de conciencia
despierta y lleno de amor y de luz le dijo, no señor, no te vayas, quiero
que te quedes siempre conmigo, el Señor respondió “Orión yo estaré
contigo hasta el final de los tiempos” y desapareció; Orión se llenó de ese
amor místico y su estado de trance espiritual provocado por la visión
duró varios días más, en los cuales el veía a todos los habitantes de la
selva en todos sus reinos, humano, animal, vegetal, mineral y elemental
como seres de luz llenos de amor y de bondad y ya no veía en los Indios
de su propia tribu ni de las demás tribus eso que llamamos Ego, pecado,
vicio o error; veía solo esencias espirituales llenas de luz, amor y
perdón… Así fue como Orión se iluminó.

Autor: Mauricio Monsalve Carreño – Docente – San Gil – Santander
Monsacar – DRA.
“Indios: In= en, adentro de; Dios= Padre Eterno, (Indios=lo que
viene de más adentro de Dios)”

MIS PRIMEROS PASOS HACIA LA ESPIRITUALIDAD



LA OTRA TONANTZIN

En un aldea muy grande llamada Persi, al norte de lo que hoy es Guatemala en límites con
México, donde en el año 4000 A.C. fuera dominio de los Mayas un rico y ferviente territorio, nace
un niño con cualidades espirituales excepcionales en el Equinoccio de Otoño, al cual le bautizan
en nombre del Padre Sol y de la Madre Tierra Pachamama, Orión, ya que los cielos en su
nacimiento mostraron una infinidad de estrellas entre las cuales se notó la presencia en casi todo
el año de la llamada constelación de Orión o el Cazador.

Cuando Orión cumple ya los siete años se va solo de cacería a un basto Río caudaloso y lleno de
peligros, al fijarse en sus aguas se acercan fragmento de arboles y tallos pequeños que al
arremolinarse muestran figurillas flotantes, Orión se acerca cada vez más impaciente por las
hermosas figuras que denotan esos remolinos llenos de hojas y pequeños palillos, nota como el
agua moldea imágenes en cada trocillo de árbol; Poco a poco acerca su mano para tocar uno de
ellos que le ha parecido muy hermoso y familiar.

Como sus pequeños brazos no lo alcanzan se arrodilla para lograr menos distancia entre el y el
trocillo de árbol, pero de repente, sopla una fuerte brisa que hace que el palillo se aleje cada vez
más, Orión sin pensarlo dos veces alarga su brazo y no se da cuenta que se ha quedado sin
equilibrio y en esos momentos cae al pozo.
Por su mente pasan los mil y uno pensamientos, pero el más atemorizante es el saber que a pesar
de encontrarse solo y no saber nadar, no informó a su familia de su decisión aquella mañana fría y
llena de neblina.

Cuando su liviano cuerpo se esta cayendo y su mente casi en blanco pues ya no le quedada ni un
pensamiento que hubiere pasado por su mente, más que su fatal deceso, su cerebro le causó un
sueño profundo o desconexión total de la realidad presente y material.
Después de haber estado como en un trance espiritual y al borde de la muerte, sintió que una
fuerza sobrenatural lo abordó desde su pequeña cintura hasta casi su cuello, dejándolo en un
estado de levitación al punto del desmayo, en esos momento con sus ojos cerrados lo único que
pudo observar interiormente fue el color que no contiene ningún color, era un negro profundo,
silencioso, místico y espacial que no daba espacio a ninguna estrella ni brillo.

Momentos después casi instantáneamente se vio recostado de espaldas contra la naturaleza que
lo dio a nacer, tomo una inhalación como la primera en su vida, aspiro tan profundo que no solo
sus pulmones se llenaron de aire sino todas sus células, abrió sus grandes y hermosos ojos cafés
y atemorizado miró a su alrededor, pensó estoy en el cielo, esto es el cielo, no existe ninguna
diferencia entre el cielo y la tierra; y de repente al girar su cabeza hacia su izquierda observo una
imagen formada por un destello de luces de un solo color blanco pero de diferente gama de brillos
y alcanzo a observar dentro de ella una figura hermosa y delicada.

Así después de este instante recobro totalmente el conocimiento, la percepción y todos sus
sentidos físicos y espirituales estaba ante lo que se conoce como un milagro de Dios de su Dios
el Gran Jaguar o Padre Sol.
Ante este acontecimiento que no explicó a sus padre, sino que al llegar a la aldea buscó al
aborigen shaman, quien de por si era el sabio y médico de la tribu, llamado Shadow, al cual le
contó en detalle su aventura física y la inmaterial, ya que en esos segundos de trance pudo
vislumbrar acontecimientos futuros sobre su aldea y todas las tribus pertenecientes a los Mayas,
que siglos más tarde pertenecieron a sus descendientes los Aztecas.

Aunque ellos adoraban a una diosa llamada Tonantzin, la imagen que vio reflejada en esos rayos
de luz al momento de su experiencia fue una imagen diferente, femenina pero diferente, muy
mística, espiritual y profundamente tierna.
El shaman Shadow aconsejo a sus padres que le permitiera recibir sus enseñanzas, estudios,
saberes, de la tierra, de la medicina ancestral botánica y animal, de la cosmogonía o sea el
estudio de sus ancestros y de cómo los cielos influyen en la vida de las personas, de las tribus y
de los grandes clanes, a lo que sus padres aceptaron de inmediato sabiendo las cualidades
innatas de su hijo Orión en estos temas profundos y espirituales.

Cierto día en una de las cacerías organizadas por su tribu, se adentro nuevamente a un bosque
donde comenzó a sentir como los arboles le hablaban, como las aves le susurraban y como los
demás animales le daban enseñanza de solo cazar por necesidad, solo cazar por hambre y no por
deporte, aunque el ya sabia estos preceptos, comprendió la enmarañada tela conformada por los
hilos de la vida y entendió que una vida tiene relación con las demás vidas a si no sean de la
misma especie.

Cuando de repente vio a un ciervo muy mal herido, quiso tomarlo pero su peso excedía el suyo en
varias proporciones y pidió ayuda mediante un silbo especial en el cual se hubo adiestrado, al cual
respondieron dos amigos de su tribu, quienes le ayudaron a llevarlo hacia una cueva, Orión
conociendo la importancia de la vida, se tomo en serio el cuidado de su animal que llamó de
compañía, aunque era un animal salvaje el no lo tenía como tal, y así yendo y viniendo durante
varios días lavaba sus heridas y le cambiaba sus vendas.

Hasta que cierta noche después de ir a visitarlo se le presentó en sueños y diciéndole con voz
fuerte pero tierna, le sugirió que lo dejara morir, que el debía avanzar por el camino espiritual hacia
el más allá, y que él solo le estaba entorpeciendo su misión, que ya su cuerpo había cumplido con
lo vivido y que ahora debería descansar para seguir en su evolución, que luego de su muerte le
explicaría todo ese proceso de forma natural.

Y así fue que después de dejar morir a ese ciervo, comenzó a tener visiones y en cada visión se
encontraba con él y cumpliendo su prometido le mostraba y le enseñaba todos los procesos que
tenían que ver con la vida, con la muerte y con lo que pasa después de la muerte, le enseño que
cada piedra, cada vegetal, y cada animal tenía una esencia espiritual que le daba vida al cuerpo
denominada Elemental, que así como el hombre poseía el Alma, así también cada grupo de seres
tenía su esencia que le permitía comunicarse con el más allá a través del mundo de los sueños.
Así Orión comprendió las verdades no solo materiales o físicas sino que emprendió un largo y
halagador camino por el conocimiento del espíritu.

Cuando ya Orión cumplió sus quince años le sorprendió la visita de un amigo muy importante en
su infancia, con el cual había compartido muchas cosas la mayoría materiales ya que las cosas
del espíritu no eran de comprensión general, sino que se basaban en las explicaciones dadas por
el gran sabio shaman Shadow. Este amigo de la infancia le invito a pescar, en esos ríos no era
necesario el anzuelo o el arpón o la lanza, era tanta la abundancia de peces que cuando había
crecientes ellos mismos salían del agua y se quedaban un tiempo sobre las rocas, así que
emprendieron ese viaje por el rio conocido como Choqkui, un rio amplio, caudaloso, lleno de
remolinos, de peligros y ante todo de misterios, ya que se contaba que desde la antigüedad solo
era permitido ir allí a los grandes shamanes de las tribus, más sin embargo Orión tomo el riesgo
pensaba que estaba muy protegido por Tonantzin y su nuevo amigo protector el ciervo espiritual.
El río que al principio se veía calmado guardaba grandes enseñanzas y aprendizajes, bajaron por
una ladera que comunicaba el bosque con el río, pensaron pasar por debajo de una gran piedra
que mostraba otra parte del río, pero fue tal la sorpresa que las aguas crecieron y taparon esa
entrada, el amigo de Orión lo invito a que nadaran por debajo del agua y así atravesaran la piedra,
en esos momentos sintió Orión una fuerte brisa que le recordó el respeto que debía tener por las
aguas, ya que solo, casi 8 años antes tubo su primera experiencia espiritual que fue traumática
pero también muy mística.

Entonces decidieron en común acuerdo buscar otro camino para seguir con su travesía, cuando
de repente Orión comienza a vislumbrar unos remolinos que le recordaban su pequeña muerte a
los siete años, se lleno de miedo a la vez que de esperanza y viendo nuevamente un trocillo de
árbol en el centro del remolino muy hermoso y rodeado por otros palillos formando un espiral,
decidió decirle a su amigo más experto en la pesca y en la cacería que le fabricara una caña muy
larga para alcanzar ese trocillo de árbol, intensificándose más este anhelo al ver como ese palillo
central del espiral formado por el remolino desprendía una hermosa figura parecida a la que había
visto ya hace 8 años atrás.

Su amigo de la infancia llamado Aguila Cazadora accedió a su petición y viendo cerca un gran
cultivo bosquecino de Guadua de todos los tamaños y grosores decidió con su pequeño pero
afilado cuchillo, cortar largas varas de guadua y luego unirlas por sus extremos con una especie
de bejuco hasta que la vara fabricada alcanzara donde se encontrara dicha imagen, terminado el
proceso y con la ayuda de su gran amigo, pudo traer ante si a ese trocillo de árbol, ante el cual
quedo perplejo, maravillado, hipnotizado y en cierto punto en trance, cuando vio que la pequeña
imagen esculpida por la madre tierra a través del agua sobre ese hermoso pedazo de palo le
mostraba la imagen que muchas veces vio en sueños desde sus siete años y a la cual en el año
1531 DC Juan Diego le llamó Guadalupe.

Autor: Mauricio Monsalve Carreño
– blog: orionespiritual.blogspot.com Email: monsalve.mauricio@hotmail.com (D.R.A.)