LA OTRA TONANTZIN
En un aldea muy grande llamada Persi, al norte de lo que hoy es Guatemala en límites con
México, donde en el año 4000 A.C. fuera dominio de los Mayas un rico y ferviente territorio, nace
un niño con cualidades espirituales excepcionales en el Equinoccio de Otoño, al cual le bautizan
en nombre del Padre Sol y de la Madre Tierra Pachamama, Orión, ya que los cielos en su
nacimiento mostraron una infinidad de estrellas entre las cuales se notó la presencia en casi todo
el año de la llamada constelación de Orión o el Cazador.
Cuando Orión cumple ya los siete años se va solo de cacería a un basto Río caudaloso y lleno de
peligros, al fijarse en sus aguas se acercan fragmento de arboles y tallos pequeños que al
arremolinarse muestran figurillas flotantes, Orión se acerca cada vez más impaciente por las
hermosas figuras que denotan esos remolinos llenos de hojas y pequeños palillos, nota como el
agua moldea imágenes en cada trocillo de árbol; Poco a poco acerca su mano para tocar uno de
ellos que le ha parecido muy hermoso y familiar.
Como sus pequeños brazos no lo alcanzan se arrodilla para lograr menos distancia entre el y el
trocillo de árbol, pero de repente, sopla una fuerte brisa que hace que el palillo se aleje cada vez
más, Orión sin pensarlo dos veces alarga su brazo y no se da cuenta que se ha quedado sin
equilibrio y en esos momentos cae al pozo.
Por su mente pasan los mil y uno pensamientos, pero el más atemorizante es el saber que a pesar
de encontrarse solo y no saber nadar, no informó a su familia de su decisión aquella mañana fría y
llena de neblina.
Cuando su liviano cuerpo se esta cayendo y su mente casi en blanco pues ya no le quedada ni un
pensamiento que hubiere pasado por su mente, más que su fatal deceso, su cerebro le causó un
sueño profundo o desconexión total de la realidad presente y material.
Después de haber estado como en un trance espiritual y al borde de la muerte, sintió que una
fuerza sobrenatural lo abordó desde su pequeña cintura hasta casi su cuello, dejándolo en un
estado de levitación al punto del desmayo, en esos momento con sus ojos cerrados lo único que
pudo observar interiormente fue el color que no contiene ningún color, era un negro profundo,
silencioso, místico y espacial que no daba espacio a ninguna estrella ni brillo.
Momentos después casi instantáneamente se vio recostado de espaldas contra la naturaleza que
lo dio a nacer, tomo una inhalación como la primera en su vida, aspiro tan profundo que no solo
sus pulmones se llenaron de aire sino todas sus células, abrió sus grandes y hermosos ojos cafés
y atemorizado miró a su alrededor, pensó estoy en el cielo, esto es el cielo, no existe ninguna
diferencia entre el cielo y la tierra; y de repente al girar su cabeza hacia su izquierda observo una
imagen formada por un destello de luces de un solo color blanco pero de diferente gama de brillos
y alcanzo a observar dentro de ella una figura hermosa y delicada.
Así después de este instante recobro totalmente el conocimiento, la percepción y todos sus
sentidos físicos y espirituales estaba ante lo que se conoce como un milagro de Dios de su Dios
el Gran Jaguar o Padre Sol.
Ante este acontecimiento que no explicó a sus padre, sino que al llegar a la aldea buscó al
aborigen shaman, quien de por si era el sabio y médico de la tribu, llamado Shadow, al cual le
contó en detalle su aventura física y la inmaterial, ya que en esos segundos de trance pudo
vislumbrar acontecimientos futuros sobre su aldea y todas las tribus pertenecientes a los Mayas,
que siglos más tarde pertenecieron a sus descendientes los Aztecas.
Aunque ellos adoraban a una diosa llamada Tonantzin, la imagen que vio reflejada en esos rayos
de luz al momento de su experiencia fue una imagen diferente, femenina pero diferente, muy
mística, espiritual y profundamente tierna.
El shaman Shadow aconsejo a sus padres que le permitiera recibir sus enseñanzas, estudios,
saberes, de la tierra, de la medicina ancestral botánica y animal, de la cosmogonía o sea el
estudio de sus ancestros y de cómo los cielos influyen en la vida de las personas, de las tribus y
de los grandes clanes, a lo que sus padres aceptaron de inmediato sabiendo las cualidades
innatas de su hijo Orión en estos temas profundos y espirituales.
Cierto día en una de las cacerías organizadas por su tribu, se adentro nuevamente a un bosque
donde comenzó a sentir como los arboles le hablaban, como las aves le susurraban y como los
demás animales le daban enseñanza de solo cazar por necesidad, solo cazar por hambre y no por
deporte, aunque el ya sabia estos preceptos, comprendió la enmarañada tela conformada por los
hilos de la vida y entendió que una vida tiene relación con las demás vidas a si no sean de la
misma especie.
Cuando de repente vio a un ciervo muy mal herido, quiso tomarlo pero su peso excedía el suyo en
varias proporciones y pidió ayuda mediante un silbo especial en el cual se hubo adiestrado, al cual
respondieron dos amigos de su tribu, quienes le ayudaron a llevarlo hacia una cueva, Orión
conociendo la importancia de la vida, se tomo en serio el cuidado de su animal que llamó de
compañía, aunque era un animal salvaje el no lo tenía como tal, y así yendo y viniendo durante
varios días lavaba sus heridas y le cambiaba sus vendas.
Hasta que cierta noche después de ir a visitarlo se le presentó en sueños y diciéndole con voz
fuerte pero tierna, le sugirió que lo dejara morir, que el debía avanzar por el camino espiritual hacia
el más allá, y que él solo le estaba entorpeciendo su misión, que ya su cuerpo había cumplido con
lo vivido y que ahora debería descansar para seguir en su evolución, que luego de su muerte le
explicaría todo ese proceso de forma natural.
Y así fue que después de dejar morir a ese ciervo, comenzó a tener visiones y en cada visión se
encontraba con él y cumpliendo su prometido le mostraba y le enseñaba todos los procesos que
tenían que ver con la vida, con la muerte y con lo que pasa después de la muerte, le enseño que
cada piedra, cada vegetal, y cada animal tenía una esencia espiritual que le daba vida al cuerpo
denominada Elemental, que así como el hombre poseía el Alma, así también cada grupo de seres
tenía su esencia que le permitía comunicarse con el más allá a través del mundo de los sueños.
Así Orión comprendió las verdades no solo materiales o físicas sino que emprendió un largo y
halagador camino por el conocimiento del espíritu.
Cuando ya Orión cumplió sus quince años le sorprendió la visita de un amigo muy importante en
su infancia, con el cual había compartido muchas cosas la mayoría materiales ya que las cosas
del espíritu no eran de comprensión general, sino que se basaban en las explicaciones dadas por
el gran sabio shaman Shadow. Este amigo de la infancia le invito a pescar, en esos ríos no era
necesario el anzuelo o el arpón o la lanza, era tanta la abundancia de peces que cuando había
crecientes ellos mismos salían del agua y se quedaban un tiempo sobre las rocas, así que
emprendieron ese viaje por el rio conocido como Choqkui, un rio amplio, caudaloso, lleno de
remolinos, de peligros y ante todo de misterios, ya que se contaba que desde la antigüedad solo
era permitido ir allí a los grandes shamanes de las tribus, más sin embargo Orión tomo el riesgo
pensaba que estaba muy protegido por Tonantzin y su nuevo amigo protector el ciervo espiritual.
El río que al principio se veía calmado guardaba grandes enseñanzas y aprendizajes, bajaron por
una ladera que comunicaba el bosque con el río, pensaron pasar por debajo de una gran piedra
que mostraba otra parte del río, pero fue tal la sorpresa que las aguas crecieron y taparon esa
entrada, el amigo de Orión lo invito a que nadaran por debajo del agua y así atravesaran la piedra,
en esos momentos sintió Orión una fuerte brisa que le recordó el respeto que debía tener por las
aguas, ya que solo, casi 8 años antes tubo su primera experiencia espiritual que fue traumática
pero también muy mística.
Entonces decidieron en común acuerdo buscar otro camino para seguir con su travesía, cuando
de repente Orión comienza a vislumbrar unos remolinos que le recordaban su pequeña muerte a
los siete años, se lleno de miedo a la vez que de esperanza y viendo nuevamente un trocillo de
árbol en el centro del remolino muy hermoso y rodeado por otros palillos formando un espiral,
decidió decirle a su amigo más experto en la pesca y en la cacería que le fabricara una caña muy
larga para alcanzar ese trocillo de árbol, intensificándose más este anhelo al ver como ese palillo
central del espiral formado por el remolino desprendía una hermosa figura parecida a la que había
visto ya hace 8 años atrás.
Su amigo de la infancia llamado Aguila Cazadora accedió a su petición y viendo cerca un gran
cultivo bosquecino de Guadua de todos los tamaños y grosores decidió con su pequeño pero
afilado cuchillo, cortar largas varas de guadua y luego unirlas por sus extremos con una especie
de bejuco hasta que la vara fabricada alcanzara donde se encontrara dicha imagen, terminado el
proceso y con la ayuda de su gran amigo, pudo traer ante si a ese trocillo de árbol, ante el cual
quedo perplejo, maravillado, hipnotizado y en cierto punto en trance, cuando vio que la pequeña
imagen esculpida por la madre tierra a través del agua sobre ese hermoso pedazo de palo le
mostraba la imagen que muchas veces vio en sueños desde sus siete años y a la cual en el año
1531 DC Juan Diego le llamó Guadalupe.
Autor: Mauricio Monsalve Carreño
– blog: orionespiritual.blogspot.com Email: monsalve.mauricio@hotmail.com (D.R.A.)
En un aldea muy grande llamada Persi, al norte de lo que hoy es Guatemala en límites con
México, donde en el año 4000 A.C. fuera dominio de los Mayas un rico y ferviente territorio, nace
un niño con cualidades espirituales excepcionales en el Equinoccio de Otoño, al cual le bautizan
en nombre del Padre Sol y de la Madre Tierra Pachamama, Orión, ya que los cielos en su
nacimiento mostraron una infinidad de estrellas entre las cuales se notó la presencia en casi todo
el año de la llamada constelación de Orión o el Cazador.
Cuando Orión cumple ya los siete años se va solo de cacería a un basto Río caudaloso y lleno de
peligros, al fijarse en sus aguas se acercan fragmento de arboles y tallos pequeños que al
arremolinarse muestran figurillas flotantes, Orión se acerca cada vez más impaciente por las
hermosas figuras que denotan esos remolinos llenos de hojas y pequeños palillos, nota como el
agua moldea imágenes en cada trocillo de árbol; Poco a poco acerca su mano para tocar uno de
ellos que le ha parecido muy hermoso y familiar.
Como sus pequeños brazos no lo alcanzan se arrodilla para lograr menos distancia entre el y el
trocillo de árbol, pero de repente, sopla una fuerte brisa que hace que el palillo se aleje cada vez
más, Orión sin pensarlo dos veces alarga su brazo y no se da cuenta que se ha quedado sin
equilibrio y en esos momentos cae al pozo.
Por su mente pasan los mil y uno pensamientos, pero el más atemorizante es el saber que a pesar
de encontrarse solo y no saber nadar, no informó a su familia de su decisión aquella mañana fría y
llena de neblina.
Cuando su liviano cuerpo se esta cayendo y su mente casi en blanco pues ya no le quedada ni un
pensamiento que hubiere pasado por su mente, más que su fatal deceso, su cerebro le causó un
sueño profundo o desconexión total de la realidad presente y material.
Después de haber estado como en un trance espiritual y al borde de la muerte, sintió que una
fuerza sobrenatural lo abordó desde su pequeña cintura hasta casi su cuello, dejándolo en un
estado de levitación al punto del desmayo, en esos momento con sus ojos cerrados lo único que
pudo observar interiormente fue el color que no contiene ningún color, era un negro profundo,
silencioso, místico y espacial que no daba espacio a ninguna estrella ni brillo.
Momentos después casi instantáneamente se vio recostado de espaldas contra la naturaleza que
lo dio a nacer, tomo una inhalación como la primera en su vida, aspiro tan profundo que no solo
sus pulmones se llenaron de aire sino todas sus células, abrió sus grandes y hermosos ojos cafés
y atemorizado miró a su alrededor, pensó estoy en el cielo, esto es el cielo, no existe ninguna
diferencia entre el cielo y la tierra; y de repente al girar su cabeza hacia su izquierda observo una
imagen formada por un destello de luces de un solo color blanco pero de diferente gama de brillos
y alcanzo a observar dentro de ella una figura hermosa y delicada.
Así después de este instante recobro totalmente el conocimiento, la percepción y todos sus
sentidos físicos y espirituales estaba ante lo que se conoce como un milagro de Dios de su Dios
el Gran Jaguar o Padre Sol.
Ante este acontecimiento que no explicó a sus padre, sino que al llegar a la aldea buscó al
aborigen shaman, quien de por si era el sabio y médico de la tribu, llamado Shadow, al cual le
contó en detalle su aventura física y la inmaterial, ya que en esos segundos de trance pudo
vislumbrar acontecimientos futuros sobre su aldea y todas las tribus pertenecientes a los Mayas,
que siglos más tarde pertenecieron a sus descendientes los Aztecas.
Aunque ellos adoraban a una diosa llamada Tonantzin, la imagen que vio reflejada en esos rayos
de luz al momento de su experiencia fue una imagen diferente, femenina pero diferente, muy
mística, espiritual y profundamente tierna.
El shaman Shadow aconsejo a sus padres que le permitiera recibir sus enseñanzas, estudios,
saberes, de la tierra, de la medicina ancestral botánica y animal, de la cosmogonía o sea el
estudio de sus ancestros y de cómo los cielos influyen en la vida de las personas, de las tribus y
de los grandes clanes, a lo que sus padres aceptaron de inmediato sabiendo las cualidades
innatas de su hijo Orión en estos temas profundos y espirituales.
Cierto día en una de las cacerías organizadas por su tribu, se adentro nuevamente a un bosque
donde comenzó a sentir como los arboles le hablaban, como las aves le susurraban y como los
demás animales le daban enseñanza de solo cazar por necesidad, solo cazar por hambre y no por
deporte, aunque el ya sabia estos preceptos, comprendió la enmarañada tela conformada por los
hilos de la vida y entendió que una vida tiene relación con las demás vidas a si no sean de la
misma especie.
Cuando de repente vio a un ciervo muy mal herido, quiso tomarlo pero su peso excedía el suyo en
varias proporciones y pidió ayuda mediante un silbo especial en el cual se hubo adiestrado, al cual
respondieron dos amigos de su tribu, quienes le ayudaron a llevarlo hacia una cueva, Orión
conociendo la importancia de la vida, se tomo en serio el cuidado de su animal que llamó de
compañía, aunque era un animal salvaje el no lo tenía como tal, y así yendo y viniendo durante
varios días lavaba sus heridas y le cambiaba sus vendas.
Hasta que cierta noche después de ir a visitarlo se le presentó en sueños y diciéndole con voz
fuerte pero tierna, le sugirió que lo dejara morir, que el debía avanzar por el camino espiritual hacia
el más allá, y que él solo le estaba entorpeciendo su misión, que ya su cuerpo había cumplido con
lo vivido y que ahora debería descansar para seguir en su evolución, que luego de su muerte le
explicaría todo ese proceso de forma natural.
Y así fue que después de dejar morir a ese ciervo, comenzó a tener visiones y en cada visión se
encontraba con él y cumpliendo su prometido le mostraba y le enseñaba todos los procesos que
tenían que ver con la vida, con la muerte y con lo que pasa después de la muerte, le enseño que
cada piedra, cada vegetal, y cada animal tenía una esencia espiritual que le daba vida al cuerpo
denominada Elemental, que así como el hombre poseía el Alma, así también cada grupo de seres
tenía su esencia que le permitía comunicarse con el más allá a través del mundo de los sueños.
Así Orión comprendió las verdades no solo materiales o físicas sino que emprendió un largo y
halagador camino por el conocimiento del espíritu.
Cuando ya Orión cumplió sus quince años le sorprendió la visita de un amigo muy importante en
su infancia, con el cual había compartido muchas cosas la mayoría materiales ya que las cosas
del espíritu no eran de comprensión general, sino que se basaban en las explicaciones dadas por
el gran sabio shaman Shadow. Este amigo de la infancia le invito a pescar, en esos ríos no era
necesario el anzuelo o el arpón o la lanza, era tanta la abundancia de peces que cuando había
crecientes ellos mismos salían del agua y se quedaban un tiempo sobre las rocas, así que
emprendieron ese viaje por el rio conocido como Choqkui, un rio amplio, caudaloso, lleno de
remolinos, de peligros y ante todo de misterios, ya que se contaba que desde la antigüedad solo
era permitido ir allí a los grandes shamanes de las tribus, más sin embargo Orión tomo el riesgo
pensaba que estaba muy protegido por Tonantzin y su nuevo amigo protector el ciervo espiritual.
El río que al principio se veía calmado guardaba grandes enseñanzas y aprendizajes, bajaron por
una ladera que comunicaba el bosque con el río, pensaron pasar por debajo de una gran piedra
que mostraba otra parte del río, pero fue tal la sorpresa que las aguas crecieron y taparon esa
entrada, el amigo de Orión lo invito a que nadaran por debajo del agua y así atravesaran la piedra,
en esos momentos sintió Orión una fuerte brisa que le recordó el respeto que debía tener por las
aguas, ya que solo, casi 8 años antes tubo su primera experiencia espiritual que fue traumática
pero también muy mística.
Entonces decidieron en común acuerdo buscar otro camino para seguir con su travesía, cuando
de repente Orión comienza a vislumbrar unos remolinos que le recordaban su pequeña muerte a
los siete años, se lleno de miedo a la vez que de esperanza y viendo nuevamente un trocillo de
árbol en el centro del remolino muy hermoso y rodeado por otros palillos formando un espiral,
decidió decirle a su amigo más experto en la pesca y en la cacería que le fabricara una caña muy
larga para alcanzar ese trocillo de árbol, intensificándose más este anhelo al ver como ese palillo
central del espiral formado por el remolino desprendía una hermosa figura parecida a la que había
visto ya hace 8 años atrás.
Su amigo de la infancia llamado Aguila Cazadora accedió a su petición y viendo cerca un gran
cultivo bosquecino de Guadua de todos los tamaños y grosores decidió con su pequeño pero
afilado cuchillo, cortar largas varas de guadua y luego unirlas por sus extremos con una especie
de bejuco hasta que la vara fabricada alcanzara donde se encontrara dicha imagen, terminado el
proceso y con la ayuda de su gran amigo, pudo traer ante si a ese trocillo de árbol, ante el cual
quedo perplejo, maravillado, hipnotizado y en cierto punto en trance, cuando vio que la pequeña
imagen esculpida por la madre tierra a través del agua sobre ese hermoso pedazo de palo le
mostraba la imagen que muchas veces vio en sueños desde sus siete años y a la cual en el año
1531 DC Juan Diego le llamó Guadalupe.
Autor: Mauricio Monsalve Carreño
– blog: orionespiritual.blogspot.com Email: monsalve.mauricio@hotmail.com (D.R.A.)
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